Pintura al óleo tras un caballete, pintura plástica en grandes murales, apenas hay diferencia. Es el oficio de pintor, en pequeño, o en grande.
En pequeño, la libertad del trabajo íntimo que termina permeando y saliendo. En grande, procurando respetar el territorio en el que trabajas, con la obra entregada al público desde la primera pincelada. Amar lo físico del trabajo.
Pero sobre todas las cosas, el oficio. Más allá del resultado o la iconografía, el oficio. El cuidado de la tradición y lo necesario de la investigación.
Tengo la suerte de ser maestro y alumno. No puedo saber si dejaré de enseñar en algún momento, pero espero, jamás, dejar de aprender.